En las últimas semanas vengo haciendo un estudio de la Inclusión Educativa que me ha ido sobreviniendo por varios frentes. Por una parte mi participación como alumno en el Curso del INTEF llamado Educación Inclusiva: Iguales en la Diversidad  y que desde aquí recomiendo.
Además, este martes he tenido la ocasión de entrevistar para MesasNEE a Nacho Calderón Almendros (que en breve se publicará) para hablar también de inclusión, pero en su sentido amplio, llegando más allá de lo que entendemos por este concepto.
Y es que la Inclusión Educativa del alumnado con NEE necesita una revisión profunda en cuanto a los términos que actualmente se le están dando.

El concepto de Inclusión en sentido amplio

En palabras de Nacho, somos muy dados a cambiar los nombres de los conceptos para autoconvencernos de que estamos en la última corriente, pero la realidad es que donde ahora llamamos inclusión, antes llamábamos integración. 
¿Realmente han cambiado el concepto de inclusión hacia una participación activa de este alumnado? ¿Hemos entendido realmente que el concepto de inclusión no puede vincularse de manera expresa al alumnado con nee, sino a todo el alumnado? ¿Está preparada la escuela para dar el salto de la integración a la inclusión?
Todas estas preguntas son un reto al que la nueva escuela, la escuela que dice llamarse «Innovadora» debe responder y replantearse de una forma seria. 
La participación del alumnado con neae no puede quedarse en que «le dejen estar» con sus compañeros. Se sostiene que debemos pasar a una implicación del mismo en las mismas tareas que se trabajan en el aula respetando los diferentes ritmos de adquisición individual de cada persona .
No obstante la inclusión debe ir más allá, debe dejar el paradigma del aprendizaje centrado en la persona para pasar al paradigma de la enseñanza ajustada a todos los alumnos. Si consideramos que todos somos diferentes, que todos aprendemos de formas distintas, el concepto de acnee dejaría de tener sentido porque todos los alumnos tienen necesidades educativas especiales. El ajustarse a esa diferencia individual es la misión de la nueva escuela.

Conceptos Actuales de Inclusión

En la concepción actual del modelo de escuela inclusiva se han establecido una serie de actuaciones como válidas:

Apoyo en Aula Ordinaria y Adaptación Curricular

Bajo esta concepción, el alumno que muestra dificultades de aprendizaje obtiene la «ayuda» personalizada de un segundo maestro que le apoya para alcanzar el currículo que se impone en el aula ordinaria para todos. Si se estima que el alumno «se encuentra muy alejado» del currículo homogéneo entonces se le ayuda ofreciéndole una adaptación curricular, que lo que pretende es trabajar un nivel por debajo de sus compañeros (con el peligro de convertirlo en un trabajo paralelo). Todas estas formas de ayuda siguen centrándose en la dificultad del alumno para trabajar con sus compañeros. 

Apoyo fuera del Aula Ordinaria 

Ya recogí en este blog una entrada – El Apoyo Educativo: ¿Dentro o fuera del aula ordinaria?– hablando sobre la problemática de la atención específica y fuera del aula ordinaria del alumno con neae. Por ello no me extiendo más en este concepto, si bien sintetizamos que el acneae cuando recibe apoyo en el aula de pt se le está excluyendo del proceso de aprendizaje del grupo.

Buscando la auténtica concepción de la Inclusión

Si la escuela entiende la inclusión como «el proceso de análisis sistemático de las culturas, las políticas y las prácticas escolares para tratar eliminar o minimizar, a través de iniciativas sostenidas de mejora e innovación escolar, las barreras de distinto tipo que limitan la presencia, el aprendizaje y la participación de alumnos y alumnas en la vida escolar de los centros donde son escolarizados, con particular atención a aquellos más vulnerables» (Ainscow, Booth y Dison, 2006); nuestra perspectiva para convertirlo en una realidad debería pasar aceptar y aplicar varias premisas:

El centro debe adaptarse a las diferencias de sus alumnos

La cultura inclusiva debe entender que todos los alumnos tienen su propio ritmo de aprendizaje, su propia forma de aprender y sus propios esquemas de conocimientos. En este caso, la escuela debe ajustarse a los alumnos igual que si de una familia se tratase. 
Cuando vemos familias numerosas, grupos de amigos de barrio, instituciones de aprendizaje no formal,… debemos reparar en la naturalidad con que aceptan a sus miembros por muy dispares que sean en su forma de aprender. Actúan de forma conjunta, colaborando entre ellos y se ajustan a las distintas capacidades que cada elemento del grupo posee. 
Este debería ser el papel predominante en la escuela, realizar una «Enseñanza Multinivel» que plantee diversidad de actividades y niveles de contenidos para alcanzar un mismo aprendizaje. Pero esta enseñanza multinivel debe serlo para todos, no para los que presentan dificultades. Desde esta perspectiva la discapacidad sólo sería una condición inherente a una persona determinada. Esta discapacidad no limita al estudiante para aprender, muy al contrario, seguro que lo habilita para aprender de modo diferente. Por ello hablamos de «Inteligencias Múltiples» para el aprendizaje.
El final de todo este proceso debe ser que la escuela se ajuste a cada uno de sus miembros buscando que alcancen su propio proyecto de vida.