Hoy os presento una colaboración muy especial para mi. Ella es Belén Jurado, seguro que la conoceréis por su cuenta de Twitter @DeAutismo.
Belén es la mamá de Lucía, y tiene uno de los blogs más sensatos y con mayor sensibilidad de todos los que puedas encontrar en la red. El blog se llama «La Habitación de Lucía«.
imagen de la entrada de belén jurado

Lucía es su hija, una niña maravillosa que busca su sitio en un mundo hostil que no comprende ni respeta la diferencia, su diferencia. 
Belén y yo, junto con Rosa Aparicio y Patricia Salgado comenzamos hace algo más de un año nuestra andadura juntos por @MesasNEE y fue entonces cuando llegué a conocer más a fondo a esta persona con un corazón que no le cabe en el pecho y que tiene para Lucía y para todas las lucías del mundo.
Os dejo su fantástico post, lleno de sensiblidad y emoción que nos regala para «Si es por el maestro, nunca aprendo».

¡Corre, corre!

Una niña corría por una calle oscura, no del todo, algunas farolas seguían luciendo una luz tenue y anaranjada.
Le dijo a sus amigas: «ahora vengo» y salió corriendo sin parar.
Tenía que llegar lo más rápido posible a su casa, despertar a su padre, decirle que corriera con ella y volver a donde estaba.
Su padre la escuchó correr, se levantó de la cama, se vistió deprisa y se fue con ella. La calle seguía oscura y silenciosa, solo se escuchaban los pasos de la niña y de su padre al correr.

Cuando llegaron al sitio donde la niña dejo a sus amigas, vieron un corro de gente. No sabían qué pasaba… Se acercaron y dentro había un chico joven intentando que le devolviesen algo que le habían quitado. El chico se movía en medio de ese corro pidiendo por favor que se lo devolviesen. Nadie lo hacía. Se reían una y otra vez y se lo pasaban de unos a otros. El ruido de las carcajadas era cada vez más fuerte y los insultos también.
Para ellos era gracioso ver a ese chico nervioso. Le acababan de diagnosticar una enfermedad mental llamada Esquizofrenia que ni siquiera sabían qué era ni tenían intención de saberlo, solo era gracioso. Motivo para mucho burlarse, mofarse, escupirle, arrojarle cosas por la cabeza, atarle unas latas a su moto, hacer sus necesidades encima de él, etc., etc., etc.
Hasta ese momento había sido amigo de muchos, había visitado sus casas y compartido muchos momentos. Sin embargo a partir del diagnóstico ese chico no merecía seguir siendo amigo de nadie, pero tampoco merecía el respeto de nadie, tampoco que se le tratase como a una persona. No merecía nada, ¿para qué?
A este chico se le estaba diciendo que no servía para nada y que a partir de aquel momento era basura, muy poca gente lo iba a querer o respetar como hasta ahora. Además de hacerle muchísimo daño, fue que cada vez menos gente se acercaría a él hasta quedarse completamente solo, por supuesto su familia y algún amigo siguieron con él. 
Vivían en un pueblo pequeño, todos se conocían de vista, el chico necesitó ayuda y lejos de dársela cada vez se repetían más esas ocasiones por parte de unos pocos, hasta que dejó de salir.
Se le negó seguir estudiando, se le negó todo, se le negó ser persona. No tuvo ni siquiera una oportunidad, no pudo defenderse, todo acabó hecho trizas.
Aquella niña que corría en busca de su padre era yo y el chico del que hablo es mi hermano, de esto han pasado muchos años pero ahora me enfrento a otra situación parecida, evidentemente no es igual porque el paso del tiempo ha hecho que muchas cosas avancen, pero queda mucho por hacer.

Soy Belén Jurado

Hace 6 años diagnostican a mi hija con tan solo 18 meses de autismo y entonces decidí hacer un blog para visibilizar, concienciar y que nunca nadie más tuviese que pasar por una situación parecida. 
Por supuesto no es fácil, pero no porque no exista demasiada información, creo que todo esto depende más de lo humana que sea cada persona, de lo humanos que sean los profesionales, de lo humana que sea la sociedad. Si tenemos una sociedad implicada, si tenemos unos profesionales implicados, si tenemos un gobierno implicado y cumpliendo los derechos que tienen estas personas entonces todo cambiaría mucho.
Yo no pido más, tampoco pido menos, pido algo muy importante para mí, algo que cada vez estoy más convencida que es la clave de la inclusión, pido IMPLICACIÓN.
Si en aquel instituto en el que se le negó estar a mi hermano, si en aquel corro de adolescentes, si los padres desde pequeños les enseñamos esos valores, si aquellos padres que hicieron huelga para echar a Gloria del colegio, si, si si…
Vivimos en una sociedad que no acepta las diferencias, que prefiere a los «normales», a los que no van a dar «problemas». Una sociedad que no se implica, que no hace nada.
Son muy pocos los profesionales que de verdad lo hacen, son muy pocos los padres de otros niños «normales» los que se implican, son muy pocos los partidos políticos que de verdad se implican, en realidad son muy pocos los que creen y ejercen la inclusión, los derechos como personas que son y son muchos los que nos ven como estorbos o simplemente nos ignoran.
Yo no pude hacer nada por mi hermano pero sí puedo hacerlo ahora por mi hija y por otras personas con diversidad funcional. No quiero correr con mi hijo en busca de solucionar los problemas a Lucía. Prefiero no volver a correr más y que la sociedad se entere de una vez que ante todo, antes de nada, está el RESPETO y que la inclusión existe si queremos que exista, si trabajamos entre todos, si empezamos a tratar las diferencias de forma normal, si empezamos a respetar a las personas simplemente como PERSONAS que son.

Yo seguiré luchando para que esto se cumpla, ¿y tú? ¿te vas a quedar de brazos cruzados?

La realidad no está hecha si no que se hace, entre todos podemos cambiarla.
Nacho Calderón