El número 320 de la revista Aula de Innovación Educativa de la Editorial Graó, vuelve a publicarme un artículo en su sección «En voz alta», llamado: La competencia digital docente. 

En esta ocasión pongo el foco en las competencias digitales que se les va a pedir al conjunto de profesorado de nuestro país, teniendo que certificarlas de diferentes formas. 

Os dejo el artículo completo para la reflexión: 

imagen que muestra el artículo publicado en la revisa

La competencia digital docente

Este curso se inicia con la reciente publicación de la actualización del marco de referencia de la competencia digital docente. Un abanico de áreas, subáreas y descriptores que situarán a cada profe en el nivel competencial digital que tenga.

Durante los últimos años hemos podido ver cómo esto de la actualización digital se entendía como una mera “elección personal” que respondía a una cuestión de gustos y/o intereses del profesorado.

Con la llegada del confinamiento hubo que ponerse al día en este conocimiento, aunque, si tomamos como guía este nuevo marco, la mayoría no pasó del nivel A1 del Área 2 cuando propone la búsqueda y selección de contenidos digitales, lo que viene siendo cambiar el libro de texto, por el libro digital, o el apunte en la pizarra, por el pdf.

El nuevo marco define una serie de competencias esperadas en los docentes y las administraciones educativas andan poniéndose las pilas para delimitar la formación, acreditación y certificación de estas, así como los premios o “castigos” que los docentes tendrán según los niveles de desempeño que logren.

Espero que, esta vez, este marco venga acompañado de un itinerario formativo bien trazado, bien dotado y con vistas a mejorar nuestra educación, y no sea un mero formalismo para la búsqueda de medallitas de una u otra administración. Y entre otras cosas lo espero porque ya es hora de que el profesorado se preocupe porque todo el alumnado pueda participar y progresar en las aulas con la ayuda de las tecnologías digitales (área 5: empoderamiento del alumnado: accesibilidad e inclusión; atención a las diferencias personales en el aprendizaje; y compromiso activo del alumnado con su propio aprendizaje), incluidos aquellos para los que se entendía que el conocimiento de recursos digitales de apoyo era cosa del profesorado especialista.

Por otra parte, también espero que toda esta apuesta porque el profesorado sea digitalmente competente venga acompañado por una fuerte dotación de recursos digitales en las escuelas, porque sí que hay muchísimos docentes dispuestos, competentes y comprometidos que no encuentran en sus centros más que ordenadores desfasados, baja calidad de internet y mucho, mucho por hacer.

Si queremos una escuela innovadora, en conexión con los nuevos tiempos y garante de la equidad, la inclusión y la compensación de desigualdades, todos, docentes y administración educativa, debemos poner de nuestra parte para que este completo marco de la competencia digital docente sea una herramienta útil.