Vuelta al curso de nuevo después de un año que ha sido intenso en el trabajo realizado para llevar a los centros y los profesionales de la educación los valores de inclusión, equidad y personalización de la enseñanza.

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En este curso pasado he tenido el privilegio de asistir como ponente a varios congresos y jornadas de media España; y más apasionante aún, como formador en diferentes provincias y ciudades. En esta tournée he podido descubrir que existen una gran cantidad de profesionales dispuestos a formarse, o a enterarse al menos, de una manera más amplia, sobre qué es esto de trabajar por una escuela abierta a todos.

Convencer a los convencidos

El interés que está despertando entre los docentes es progresivo y es un gesto esperanzador para esta #RevoluciónInclusiva a la que nos hemos unido de la mano de José Blas García, Coral Elizondo, Nacho Calderón, etc. Esperanzador porque vemos que el germen va creciendo y que cada vez son más las voces que se unen para gritar que no es imposible transformar la escuela, que imposible no es nada. Pero estos solo son «revolucionarios solitarios«.
Es por ello por lo que he tenido la sensación de que estas Jornadas y Congresos se convierten en una especie de mitin político. La primera vez que asistí a un mitín era un joven ingenuo, soñador y esperanzado en la política como vía para crear una sociedad más justa. Fui con ilusión esperando que el líder de turno tratase de convencernos a una multitud de personas de que su proyecto era sólido y viable y que por ello debíamos votar su propuesta. Mi desilusión se hizo inmensa a tan solo unos pocos minutos de entrar en aquella plaza de toros abarrotada de personas y de banderas: descubrí que todos los que allí se daban cita eran precisamente los convencidos, los que ya tenían claro que iban a votar a aquel partido. Traté de encontrar a mi alrededor algún «indeciso», alguien con ideas contrarias o simplemente algún escéptico, pero solo vi una marea de simpatizantes y militantes jaleando a su líder.
Aquello me pareció simplemente inútil, montar aquel tinglado, viajar por todas partes, gastar y gastar para no aportar ningún adepto más. 
En nuestra lucha por el cambio inclusivo tengo la sensación de que esto nos ocurre cuando nos llaman para hablar sobre ello. Como digo, ha sido muy reconfortante hablar y conocer a personas que que quieren cambiar su modelo de trabajo. Pero son personas convencidas que buscan algo más, algo que en una hora o dos no van a aprender para poder poner en práctica su convencimiento. 
Por eso este curso desearía que la #RevoluciónInclusiva centre sus esfuerzos en convencer a los detractores, a los recelosos, a los indecisos. Y creo que la única forma de hacerlo es mostrando evidencias de buenas prácticas inclusivas, abriendo caminos de difusión y sensibilización. De esta manera podremos abrir las puertas cerradas…

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  • Somos seres imitadores, y solo accediendo a modelos inclusivos podrán imitarse modelos inclusivos. 
  • Somos seres conformistas, y solo aportando recursos, apoyos, guías y ejemplos podremos salir de nuestra zona de confort sin miedo a saltar al vacío.
  • Somos seres sociales, y solo construyendo políticas y prácticas inclusivas en equipo podremos sacarlas adelante.
  • Somos seres individualistas, y solo llegando a cada individuo podremos hacerles cambiar hacia un modelo compartido.
  • Somos seres curiosos, y solo dejando pistas, sembrando dudas y creando expectativas positivas lograremos que sacien su curiosidad.
  • Somos seres emocionales, y solo con mostrar cómo fluyen las emociones cuando un alumno excluido logra participar y progresar junto a sus compañeros llegaremos a los escépticos. 
  • Somos seres justos, y solo denunciando injusticias llamaremos a la cordura y la empatía.

La formación como principal camino

Pero en este trayecto que he seguido durante este curso, la formación ha sido algo distinto. Para empezar se tiene más tiempo. Además, a la formación acuden diferentes perfiles de profesionales de la educación, unas veces convencidos, otras obligados y otras por otras motivaciones burocráticas. En estos grupos encuentras debate, encuentras desencuentros, encuentras dudas y recelos que se ponen sobre la mesa. Todos aprenden, todos encuentran un marco de debate interno, de conflicto cognitivo del que siempre, siempre, se progresa hacia algo diferente. 
La formación se convierte en el principal camino para la transformación: a los convencidos los enseña a trabajar; a los escépticos se les proporcionan escenarios de contraste; a los detractores se les dota de conocimientos para mantener o cambiar su postura.
Por eso pido a los Equipos Directivos que demanden formación sobre la inclusión. Son ellos los elementos de cambio, los ejes centrales del sistema, los líderes de todos los docentes. Solo una iniciativa que parta desde el Proyecto Educativo de cada centro, impulsado por un equipo directivo decidido y formado posibilitará el acceso a la formación de todos los docentes: los adeptos y los disidentes.

Y por ello también pido a los Centros del Profesorado que oferten actividades formativas sobre prácticas y políticas inclusivas en los centros. Son ya demasiadas las actividades que se planifican sobre innovación educativa, y muy pocas sobre inclusión… como si la inclusión no pasase inevitablemente por la innovación. Formar en inclusión conlleva formar en metodologías activas y en dominio de las TICs y las TACs. Ofertarlas desconectadas no beneficia a la escuela.

Compartir experiencias para difundir

Cuando esos docentes formados son capaces de instaurar en sus centros o aulas un modelo que funciona, donde todos los alumnos aprenden y progresan juntos, tienen el «deber» de difundir esas prácticas. Vivimos en la era de la información y la comunicación y compartir es la premisa. 
Por eso os invito a que este curso nos cuentes tu experiencia, nos ofrezcas modelos de participación, propuestas didácticas, experiencias, proyectos… Pongo mi blog a vuestra disposición con su sección «La inclusión según…»; y también os anticipo que este curso volverá el portal de MesasNEE donde seguirá funcionando la sección «Experiencias inclusivas». Además existen en las redes proyectos como @Escu_Inclusiva donde podéis compartir en su blog vuestras experiencias.

Mostrando a los no convencidos que todo es posible 
abriremos mentes y cerraremos los actuales modelos de exclusión

En síntesis:

  • Si no estás convencido: asiste a congresos, jornadas, lee experiencias y buenas prácticas, y luego juzga tu propio convencimiento.
  • Si estás convencido: fórmate, aplica, experimenta, comparte.
  • Si estás convencido y formado: forma a otros, difunde, denuncia.
Vamos a continuar trabajando por una escuela abierta para todos