La semana pasada publiqué uno de los post con mayor repercusión del blog (27.000 visitas hasta la fecha) llamado «¿Inclusión? No se puede porque tiene un gran desfase curricular». En él os intentaba aportar algunas pistas para afrontar las fracciones desde un nivel de complejidad variado y abordándolas desde diferentes perspectivas. 
A raíz de este post, Óscar Campo (@o_sarvi) se puso en contacto conmigo a través de Twitter y me comentó que él trabaja las matemáticas de forma que todos puedan participar mediante la resolución de problemas en grupos cooperativos… Una experiencia real de aula para los «escépticos»

Óscar es un maestro que trabaja en cuarto de Educación Primaria en el colegio «Virgen del Romeral» de un pueblo de Huesca llamado Binéfar. Me fascina de él su capacidad para aplicar en el aula todo aquello que considera que puede beneficiar a sus alumnos y sacar de ellos su mayor potencial, sea cual sea. 

Dentro de sus amplios conocimientos aplica los principios del Aprendizaje Basado en el Pensamiento (#TBL), el Aprendizaje Basado en Proyectos o Problemas, el Aprendizaje Cooperativo y el Flipped, entre otras muchas. Podéis conocer su trabajo en su blog «Co-Thinking«

Aparte de todo este conocimiento muestra una especial inquietud porque su aula, sus métodos de trabajo, su propuesta didáctica, no deje a ningún alumno sin participar y aprender. Quiere ser un maestro inclusivo, permitiéndonos la licencia de llamarlo así.
Os dejo un pequeño relato que me envía contándonos cómo organiza su aula cuando trabajan el área de matemáticas…

PROPUESTAS PARA LA INCLUSIÓN EN LA RESOLUCIÓN DE PROBLEMAS MATEMÁTICOS

Hoy por hoy, no entendemos una educación individualista, pero sí personalizada que respete los ritmos y capacidades de nuestros alumnos. Cualquier metodología por novedosa y activa que sea, deja desprotegidos a un porcentaje importante de alumnos si no se planifican de antemano y a conciencia acciones que rompan las barreras al aprendizaje que nosotros les ponemos. 
Debemos como docentes desechar esa creencia de que por el solo hecho de innovar ya estamos haciendo frente a la diversidad. Las metodologías activas que hoy están a nuestro alcance, son buenas, maravillosas diría yo, pero deben ir acompañadas de una serie de principios de inclusión relacionados con agrupamientos, canales de presentación de la información, graduación de las tareas…
Cualquier metodología por novedosa y activa que sea, 
deja desprotegidos a un porcentaje importante de alumnos
Las matemáticas, no pueden ni deben ser menos. Son muchas las propuestas que hoy los docentes podemos aplicar y que sin duda funcionan. Los métodos Flipped y ABN han alcanzado cotas de adeptos y de popularidad insospechados por aportar datos contrastados de su eficacia. 
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Pero yo hoy me quiero centrar en un aspecto de las matemáticas que a mí personalmente como docente me preocupa y que centra mi trabajo de aula. No es otro que la resolución de problemas. Todavía recuerdo mis tutorías en las que les decía a los padres que les iba a preparar un plan de refuerzo específico con amplios listados de problemas para hacer en casa. Tardé poco tiempo en darme cuenta de que el secreto no está en la cantidad de problemas sino en la calidad de los andamiajes que ofrecemos a nuestros alumnos.

La Resolución de Problemas en Grupo

En este post de hoy, os voy a mostrar el trabajo que estoy llevando a cabo con mis alumnos y que creo que con paciencia y rigurosidad dará sus frutos. El método que estoy usando es el de la resolución de problemas en grupo. La primera decisión que tomo es el tipo de agrupamiento y el momento de la unidad en el que estoy. Os paso a detallar el proceso:

– Resolución de problemas en grupo como andamiaje. 

Al principio de la unidad siempre agrupo a los alumnos en grupos heterogéneos, de modo que los alumnos con mayor destreza ayudan y colaboran con los que mayores dificultades presentan. Son problemas relacionados con los contenidos nuevos que estamos aprendiendo en el tema y en los que prima la calidad de las colaboraciones frente a la cantidad de problemas resueltos.
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La estructura de cooperativo que aplico es la de lápices al centro, de modo que todos los miembros del grupo son responsables de mostrar el proceso de resolución a sus compañeros. El orden en el que les toca resolver el problema está estudiado de antemano, de modo que a los alumnos con mayor dificultad les toque resolver problemas más sencillos. 

En caso de que no sepan cómo resolverlo son sus compañeros los que les guían hasta que lo comprenden. La introducción de insignias de gamificación al compañerismo y al trabajo bien hecho despenaliza el error y prima la colaboración, favoreciendo la interdependencia positiva.

– Resolución de problemas como síntesis de la unidad.

Al finalizar la unidad planteo sesiones de problemas en grupos homogéneos. Con este agrupamiento pretendo conseguir, de un lado que todos mantengan intacta su motivación al plantear problemas de diferente nivel de dificultad; y de otro que todos sientan que aprendan y mejoran, evitando situaciones de desconexión al tener que esperar a compañeros con distinto ritmo y de relajación al tener compañeros más capaces a su lado.

Principios comunes

En cualquiera de las sesiones de problemas en grupo que programo sigo una serie de principios comunes:

– Plantear y planificar previamente el objetivo curricular y la parte del proceso de resolución que pretendes mejorar. En este punto distingo entre la parte lingüística, la parte lógico matemática, la parte grafico-visual y la parte metacognitiva. De este modo los problemas tienen especial incidencia en alguno de estos procesos.
– Escoger la estructura de cooperativo a aplicar.


– Identificar las fortalezas y debilidades de tus alumnos y planifica tus sesiones en torno a ellas.


– Premiar la calidad de las aportaciones y colaboraciones y no la cantidad de problemas resueltos. Entrega insignias al buen compañerismo.

– Dar feedback inmediato del proceso.
– Guiar a tus alumnos a través de preguntas abiertas que inciten a la reflexión y a la toma de decisiones.
– Habilitar espacios neutrales en lugares del aula donde alumnos de diferentes grupos puedan crear espacios de discusión y colaboración ante los retos matemáticos planteados.
– Convertir los conflictos entre los alumnos en norma de funcionamiento para el grupo.
– Dar la oportunidad de que cada grupo decida y entregue al finalizar la sesión el problema que a modo de evidencia muestre que han asimilado el objetivo curricular planteado.
En próximos posts os mostraré el menú didáctico basado en las Inteligencias múltiples y la plantilla de resolución de problemas que he diseñado y con las que planifico mis sesiones de problemas en grupo.