Durante el día de ayer, asistí a un evento convocado por la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía, concretamente por el Departamento de Participación y Equidad en la Educación. 

Esta convocatoria nos invitaba a asistir a unos grupos de discusión sobre atención a la diversidad con el objetivo de renovar la, ya antigua, normativa educativa andaluza en esta materia. Para ello, la Consejería distribuyó las sesiones de trabajos a lo largo de diez grupos diferenciados para hablar de atención temprana, alumnos con dificultades de aprendizaje, con discapacidad, con problemas de conducta, con altas capacidades, de compensatoria, en situaciones de riesgo físico o abandono…

Alrededor de unas 100 personas debatiendo sobre el presente y futuro de la atención a la diversidad en Andalucía. Personas de a pie, del día a día, trabajadores de centros educativos que jornada tras jornada «sufren» en sus propias carnes la falta de adecuación de una normativa de hace 20 años que no se ajusta a los modelos actuales de atención a este alumnado.
Perfiles docentes en su mayoría correspondientes a PTs, ALs, Orientadores, Directores, pero también con la sabia incorporación de Formadores de CEPs, Inspección Educativa y maestros y profesores no vinculados de forma directa con perfiles específicos de atención a la diversidad.
Un crisol que reflejaba con detalle la variopinta diversidad de profesionales que intervienen para que los centros educativos respondan a la diversidad del alumnado.
Mi convocatoria estaba destinada a opinar, y sobre todo proponer cambios en el modelo legislativo actual en relación a los alumnos con discapacidad. 

Un debate lleno de sueños y utopías, o no…

Y se habló, y se habló. Se comentaron, a modo de desahogo con la administración, las grandes dificultades que cada uno de los perfiles profesionales convocados, cada una de las personas, habían ido acumulando a lo largo de su trayectoria profesional. Un desahogo necesario cuando el «responsable» más alto te quiere oír. Quizás un desahogo que nos iba liberando para ir haciendo propuestas cada vez más ilusionantes sobre los cambios de modelos organizativos y curriculares que se deberían acometer en Andalucía.
El folleto explicativo de la sesión terminaba con esta frase:
«La educación necesita tanto de formación técnica,
científica y profesional como de sueños y utopía» 
Paulo Freire
Y tomando esa invitación a reflexionar con sueños y utopías, comenzamos a poner propuestas firmes sobre la mesa, Y sentí una gran satisfacción a oír palabras como inclusión, contextos, proyectos, participación, progreso, escuela para todos, pedagogía inclusiva…
Os confieso que acudí con un gran miedo a no ser comprendido o a ser rechazado en mis planteamientos de defensa firme sobre la inclusión, pero la sorpresa fue enorme al descubrir que todos íbamos en la misma línea, quizás algunos cogimos la bandera de la «Escuela de Todos», mientras que otros se arroparon en el «yo también quiero» encubierto en un gran escepticismo en cuanto al cómo.
De este modo, los tertulianos debatimos entre nosotros, con el papel absolutamente neutral de la Administración, y fuimos poniendo sobre la mesa aspectos tan importantes como que la inclusión debe ser el derecho y principio que guíe nuestro modelo educativo. Pensar que en la escuela caben todos y que los alumnos con discapacidad puedan estar con sus compañeros y que participen en las dinámicas del grupo clase. Y también hablamos entre nosotros de la necesidad de eliminar conceptos como «educación diferente a la ordinaria» o «pedagogía terapéutica» para proponer otros más adecuados que llenasen el ambiente de un aroma de cambio.
Se habló de la necesaria eliminación del etiquetaje y de la evaluación psicopedagógica basada en el déficit. Este para mi es un aspecto fundamental para poder pasar a un modelo donde la evaluación sirva para delimitar las barreras que puede poner el centro a las peculiaridades y singularidades de cada alumno.

Se habló de la innecesaria clasificación censal de discapacidades o problemas de aprendizaje, algo que considero fundamental ya que solo se debería reflejar la delimitación de nee de forma personalizada.
Se plantearon cosas tan complejas e importantes como la reflexión profunda sobre la modificación de las modalidades de escolarización tal cual las entendemos. Este aspecto, en mi valoración personal, lo considero muy importante de cara a que pasemos a un modelo más amplio, con mayor cabida para todos.
También se expusieron argumentos importantes de cara a dar un papel relevante a los auténticos artífices de los cambios en los centros. Desde esta perspectiva es fundamental actuar y propiciar el cambio inclusivo desde la dirección, actuando como auténticos motores e impulsores de la renovación en el centro, con propuestas de dirección abiertas al derecho real a la inclusión. Y este contagio trasladarlo a la figura del orientador, con un papel más activo en el proceso y como elemento dinamizador, junto con los Equipos de Orientación, de estas actuaciones.
Propiciar redes de apoyo en los centros fue uno de los aspectos donde me considero más satisfecho, ya que fue uno de los más debatidos, redes que permitan que el centro pueda reorganizar sus recursos para maximizar la atención educativa personalizada e inclusiva.

Y todo esto para desembocar en prácticas efectivas en las aulas, donde desde la elaboración de programaciones multinivel se atienda a la diversidad, y la docencia compartida y el trabajo cooperativo se configuren como lo que yo siempre he considerado, motores del cambio inclusivo hacia la participación. Con una estrecha coordinación entre los docentes de aula y los de apoyo, comenzando con la elaboración conjunta de las programaciones de aula.
Estos cambios debatidos no podían dejar en el aire la necesaria modificación de los conceptos actuales de Adaptaciones Curriculares Significativas o No significativas. Desde mi punto de vista es muy importante, casi fundamental, que estos modelos siempre partan de las programaciones de aula y que sean facilitadores de la participación de todo el alumnado.
Y por supuesto también tuvo su lugar la importante y justificada formación del profesorado y proyectos de formación para la inclusión con unas fases bien delimitadas que partan desde la formación de la dirección para ir creando la necesaria cultura en el centro que posibilite las políticas y prácticas necesarias, dentro de proyectos ilusionantes que cambien las señas de identidad y hagan partícipes a toda la comunidad educativa. Este trabajo comentado por Charo, sin duda fue una de las mejores cosas que me llevo de esta reunión

En definitiva un debate apasionante en el que siempre tuvimos presente la necesaria participación y empoderamiento de las familias como agentes precisos y activos en el cambio.

El Index for Inclusion de Aisncow y Booth, Gerardo Echeita, Pere Pujolàs, Verdugo… fue un ejemplo de los nombres que salieron a la palestra.

El futuro dirá…

Ya sabemos aquella máxima de que «las cosas de palacio van despacio», y esto supongo que será un proceso largo y tendido que no ha hecho más que empezar.
No sé si nos convocaron para conocer qué posición tenían aquellos del frente activista por la inclusión o nos convocaron porque realmente están en la línea del cambio posible en la escuela. Tampoco puedo saber, por ahora, qué harán con este debate lleno o no de utopía de unos cuantos curritos de a pie.

Pero lo que sí os puedo asegurar es que la Administración, encarnada en personas auténticas estuvo por la gran labor de oír, de escuchar con grandes orejas, de anotar todo cuanto allí se propuso.
Un gran acierto contar con la experiencia real de los que día a día conocemos la atención a la diversidad de nuestros centros, un gran acierto hacerlo como punto de partida de cualquier cambio- nos guste a unos o nos disguste a otros- pero sin duda un gran acierto que las decisiones que regirán a los profesionales comiencen por contar con los profesionales.

Desde aquí mi enhorabuena a la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía y al Servicio de Participación y Equidad por esta iniciativa de poner la atención a la diversidad andaluza en el sitio que le corresponde. Y mi agradecimiento y enorme gratitud y privilegio al ser convocado para participar en este proceso de cambio.